En estos días, en que celebré un aniversario más de mi natalicio, (a.k.a. mi cumpleaños) estuve reflexionando sobre los rasgos característicos que desarrollamos conforme a nuestra edad y forma de vida. Estos rasgos propician que las brechas generacionales sean muy marcadas y distantes.
Tanto psicólogos como investigadores concuerdan en que los primeros 3 años de vida de un ser humano son fundamentales para el desarrollo de su personalidad. Incluso, desde que el individuo se encuentra en el vientre de su madre, ya se está formando su carácter. En lo personal, yo siempre he creído que nosotros somos el reflejo de la sociedad y el tiempo en el que nos tocó vivir. Como lo menciona cierto proverbio árabe: “El hombre representa más a su tiempo que a sus padres”. “La sociedad que nos moldea al nacer permanece con nosotros el resto de nuestras vidas” (Roemer, 2007).
Algunos sociólogos han clasificado a las distintas “generaciones” de acuerdo a características sociales y culturales que son comunes entre los individuos que las integran.
Todos aquellos nacidos entre 1925 y 1942 fueron llamados la “Generación Silenciosa”, ya que se caracterizaron por ser una generación que no tuvo mucho revuelo, y por ser muy “adaptables” a los cambios políticos, sociales e históricos de su época.
Al final de la segunda guerra mundial se presentó un crecimiento inusual de la tasa de nacimientos, que fue llamado “baby boom”. Son considerados “Baby Boomers” todos aquellos que nacieron en el periodo de 1943 a 1960. A los integrantes de esta generación se les identificó por ser “idealistas”; ellos experimentaron el “boom” de los medios de comunicación masivos y la idealización de una sociedad pacífica después de la guerra.
Son considerados miembros de la “Generación X”, todos aquellos nacidos entre 1960 y 1981. Esta generación se identificó por ser “reactiva” a los acontecimientos sociales, culturales, políticos e históricos de su época. Una generación irreverente en contra de lo establecido y que puso las bases de muchos de los cambios sociales que estamos viviendo hoy en día.
A los que nos tocó nacer en el periodo de 1982 a 2001 se nos ha nombrado “Generación Y”, simplemente por ser los sucesores de la “Generación X”. El escritor, economista y periodista Andrés Roemer en su libro “No, un imperativo de la generación Next”, nos menciona los rasgos característicos que identifican plenamente a la llamada “Generación Y”; a la que él ha bautizado como la “Generación NEXT”.
La generación NEXT, según Roemer, está influenciada directamente por los avances tecnológicos. La generación NEXT, es una generación materialista y consumista. Pero a pesar de que algunos tienen todo lo que desean, (en el sentido material) aún se sienten deprimidos. La generación NEXT sufre de la paradoja del progreso: más de todo y a la vez, menos felicidad y satisfacción. (Roemer,2007)
El rápido avance tecnológico que vivimos, nos ha hecho insensibles a tomar el verdadero valor de las cosas. ¿Cuántos de nosotros, queridos lectores, tenemos un celular o un IPOD en perfectas condiciones, pero cuando sale el nuevo modelo, lo desechamos y deseamos el más nuevo? Vivimos en un mundo que celebra lo que sigue, lo “NEEXT”, como respuesta a la frustración.
Pero el pensamiento de lo “NEXT” no sólo está presente en lo material, sino también en las relaciones interpersonales. No sólo vivimos en la época en el que el mejor celular es el que sigue, sino que el mejor amigo, la mejor relación, el mejor trabajo, la mejor ternura, el mejor momento, la mejor vida…todo lo bueno, es lo que sigue: NEXT. (Roemer.2007)
La generación NEXT se característica principalmente por la falta de compromiso. Estar involucrado en una relación representa incertidumbre, un costo de oportunidad perpetuo. Uno nunca está seguro de haber tomado la elección correcta, siempre está presente la pregunta: “¿Qué pasaría si…?”.
A la generación NEXT, siempre se le ha dicho que se debe sentir bien, no importando los medios. Es por eso que muchos han inventado la terapia de “shopping”, que da un alivio temporal a la depresión que embarga a muchas personas, por medio de la obtención de objetos materiales. Vivimos en una sociedad con un sinnúmero de comodidades y aún así nos sentimos deprimidos.
La generación NEXT tiene tanto de lo que las generaciones previas carecieron, son más saludables, disfrutan de incontables comodidades modernas y poseen una mejor formación profesional; pero, no tienen otros elementos básicos para la felicidad como sostener relaciones estables, sentido de comunidad, esperanza, un tránsito aceptable hacia la adultez y amor comprometido hacia la pareja. (Roemer, 2007)
La periodista Fernanda Tapia comentó “el máximo de la Generación Next es tener y no ser”, pero en lo personal, aún creo y estoy completamente convencido de que todavía podemos llegar a establecer relaciones duraderas; y para lograr esto, concuerdo con el pensamiento final que nos deja Roemer en su libro: “Lo importante es apre-hender a comunicarnos con nosotros mismos, dejar escapar el pavor a lo incierto y asumirlo como parte de la responsabilidad de vivir”.
CAFU