jueves, 10 de septiembre de 2009

Espiritu… ¿Competitivo?

Han de saber que tengo un amigo, uno de mis mejores amigos, con el que siempre he tenido pique. Siempre tratamos de competir en todo: en los juegos de video (el Xbox principalmente), en los juegos de mesa, en tomar, en comer, en correr, en dormir, en hablar, en alburear, en escupir, en ver quién es el más farsante, quien es el más tacaño, quien es el más huevón.… en TODO!!

En una ocasión competimos para ver quien dejaba más propina: "¿apoco vas a dejar que yo deje más propina que tú?"… lo cual derivó en una serie de juegos mentales que poca gente hubiera soportado. Creo que en esa ocasión lo dejé ganar, pero el perdedor fue él en realidad porque gastó más dinero que yo.

Todo es siempre un juego mental, gane quien gane, siempre hay una forma "chacal" de hacer perder al otro con mentiras y frases incisivas.

Puedo decir que ambos somos lo suficientemente farsantes y chacales como para seguirnos el juego, y siempre estamos al tanto uno del otro pensando en cómo inventar cualquier clase de juego o competencia estúpida.

Creo que somos tan buenos amigos por ese motivo; además podemos convencer a las personas de que hagan cosas con mentiras y el don de la farsa, que regularmente resultan en situaciones muy divertidas y chuscas (para nosotros).

Ustedes no están para saberlo, pero uno de los concursos más estúpidos, divertidos y de los que más se arrepiente mi físico, es el que a continuación les platicaré.

Un día, de algún mes, de algún año, después de haber ido a comprar comics (¿mencioné que mi amigo es más Geek que yo?... en eso si me gana, y tengo que aceptarlo), nos dispusimos a buscar un lugar para adquirir alguna bebida refrescante. Esté día era, particularmente un día muy caluroso. Para nuestra mala fortuna, sólo encontramos un lugar de venta de raspados… "Hawaiian Paradise" (¿así se escribe?). En este singular lugar (por si no saben) venden todo tipo de raspados: dulces, salados, picantes, de agua, de leche, etc., etc.

Mientras leíamos la carta con la incontable cantidad de sabores que ofrecía el establecimiento, los dos nos percatamos de un sabor en particular: "TNT Especial" el cual consistía en una descarga extra de chamoy y chile en cantidades industriales y proporciones heroicas.

Muy pronto surgió la frase que nuestro subconsciente siempre nos induce a decir y a la cual ya estamos condicionados: "¿Cuanto a que no te comes uno de esos?", lo cual derivó a una conversación muy parecida a la siguiente:

- "Cuanto a qué sí…"

- "Yo me voy a comer uno… ¿vas a dejar que gane?…huuuuy… nenita!!!"

- "claro que no… y además… me voy a comprar el más GRANDE"

- "mmmj… la verdad no te creo…pero si te echas el más grande te hago segunda.."

- "VA!!"

- "PUES VA!!"-

- "SEÑORITA!!… NOS DA 2 TNT's ESPECIALES… GRANDES!!"

La señorita que atendía no lo podía creer y después de asimilarlo… todavía nos dijo: "gustan que le ponga chamoy extra por 5 pesos más"

- "Sí… póngale eso también" O_o

Y así sucedió… el par de pobres estúpidos salimos muy contentos del establecimiento con nuestro vaso enorme de raspado sabor chamoy y chile…

Aquella cosa parecía que era radioactiva, tenía tanto chile e irritante que podía olerse a kilómetros de distancia.

No obstante … aún seguíamos con la competencia: "¿Cuánto a que te gano a comérmelo?"… "¿Cuánto a que no?"…



Siguiente escena: dos pobres idiotas con un agujero en el estómago, suplicando no haberse comido esa aberración.

Sin embargo aún seguíamos discutiendo quien fue el ganador… lo cual, hasta la fecha sigue siendo tema de discusión.

Anécdota 96.6% verídica.

NOTA: con mi estómago de nena, ya se podrán imaginar cómo me fue el resto de la semana después del chistecito ese.