martes, 15 de abril de 2008

LA GENERACIÓN NEXT

En estos días, en que celebré un aniversario más de mi natalicio, (a.k.a. mi cumpleaños) estuve reflexionando sobre los rasgos característicos que desarrollamos conforme a nuestra edad y forma de vida. Estos rasgos propician que las brechas generacionales sean muy marcadas y distantes.

Tanto psicólogos como investigadores concuerdan en que los primeros 3 años de vida de un ser humano son fundamentales para el desarrollo de su personalidad. Incluso, desde que el individuo se encuentra en el vientre de su madre, ya se está formando su carácter. En lo personal, yo siempre he creído que nosotros somos el reflejo de la sociedad y el tiempo en el que nos tocó vivir. Como lo menciona cierto proverbio árabe: “El hombre representa más a su tiempo que a sus padres”. “La sociedad que nos moldea al nacer permanece con nosotros el resto de nuestras vidas” (Roemer, 2007).

Algunos sociólogos han clasificado a las distintas “generaciones” de acuerdo a características sociales y culturales que son comunes entre los individuos que las integran.

Todos aquellos nacidos entre 1925 y 1942 fueron llamados la “Generación Silenciosa”, ya que se caracterizaron por ser una generación que no tuvo mucho revuelo, y por ser muy “adaptables” a los cambios políticos, sociales e históricos de su época.

Al final de la segunda guerra mundial se presentó un crecimiento inusual de la tasa de nacimientos, que fue llamado “baby boom”. Son considerados “Baby Boomers” todos aquellos que nacieron en el periodo de 1943 a 1960. A los integrantes de esta generación se les identificó por ser “idealistas”; ellos experimentaron el “boom” de los medios de comunicación masivos y la idealización de una sociedad pacífica después de la guerra.

Son considerados miembros de la “Generación X”, todos aquellos nacidos entre 1960 y 1981. Esta generación se identificó por ser “reactiva” a los acontecimientos sociales, culturales, políticos e históricos de su época. Una generación irreverente en contra de lo establecido y que puso las bases de muchos de los cambios sociales que estamos viviendo hoy en día.

A los que nos tocó nacer en el periodo de 1982 a 2001 se nos ha nombrado “Generación Y”, simplemente por ser los sucesores de la “Generación X”. El escritor, economista y periodista Andrés Roemer en su libro “No, un imperativo de la generación Next”, nos menciona los rasgos característicos que identifican plenamente a la llamada “Generación Y”; a la que él ha bautizado como la “Generación NEXT”.

La generación NEXT, según Roemer, está influenciada directamente por los avances tecnológicos. La generación NEXT, es una generación materialista y consumista. Pero a pesar de que algunos tienen todo lo que desean, (en el sentido material) aún se sienten deprimidos. La generación NEXT sufre de la paradoja del progreso: más de todo y a la vez, menos felicidad y satisfacción. (Roemer,2007)

El rápido avance tecnológico que vivimos, nos ha hecho insensibles a tomar el verdadero valor de las cosas. ¿Cuántos de nosotros, queridos lectores, tenemos un celular o un IPOD en perfectas condiciones, pero cuando sale el nuevo modelo, lo desechamos y deseamos el más nuevo? Vivimos en un mundo que celebra lo que sigue, lo “NEEXT”, como respuesta a la frustración.

Pero el pensamiento de lo “NEXT” no sólo está presente en lo material, sino también en las relaciones interpersonales. No sólo vivimos en la época en el que el mejor celular es el que sigue, sino que el mejor amigo, la mejor relación, el mejor trabajo, la mejor ternura, el mejor momento, la mejor vida…todo lo bueno, es lo que sigue: NEXT. (Roemer.2007)

La generación NEXT se característica principalmente por la falta de compromiso. Estar involucrado en una relación representa incertidumbre, un costo de oportunidad perpetuo. Uno nunca está seguro de haber tomado la elección correcta, siempre está presente la pregunta: “¿Qué pasaría si…?”.

A la generación NEXT, siempre se le ha dicho que se debe sentir bien, no importando los medios. Es por eso que muchos han inventado la terapia de “shopping”, que da un alivio temporal a la depresión que embarga a muchas personas, por medio de la obtención de objetos materiales. Vivimos en una sociedad con un sinnúmero de comodidades y aún así nos sentimos deprimidos.

La generación NEXT tiene tanto de lo que las generaciones previas carecieron, son más saludables, disfrutan de incontables comodidades modernas y poseen una mejor formación profesional; pero, no tienen otros elementos básicos para la felicidad como sostener relaciones estables, sentido de comunidad, esperanza, un tránsito aceptable hacia la adultez y amor comprometido hacia la pareja. (Roemer, 2007)

La periodista Fernanda Tapia comentó “el máximo de la Generación Next es tener y no ser”, pero en lo personal, aún creo y estoy completamente convencido de que todavía podemos llegar a establecer relaciones duraderas; y para lograr esto, concuerdo con el pensamiento final que nos deja Roemer en su libro: “Lo importante es apre-hender a comunicarnos con nosotros mismos, dejar escapar el pavor a lo incierto y asumirlo como parte de la responsabilidad de vivir”.

CAFU

viernes, 4 de abril de 2008

¡No hay mejor negocio que el negocio de la guerra!


El pasado mes de Marzo se cumplieron 5 años de la incursión militar de la coalición liderada por Estados Unidos en territorio Iraquí. Una guerra ilegal desde cualquier punto de vista del que se vea. Una guerra llena de mentiras y más mentiras. Una guerra que ha dejado a 4,000 soldados estadounidenses muertos. Y peor aún, una guerra que ha propiciado la muerte de más de 90,000 civiles inocentes y una nación totalmente devastada. ¿Pero cuál fue la excusa principal de esta guerra? Según la administración Bush, esta invasión se llevo a cabo con el propósito de llevar la “democracia” y “libertad” al pueblo iraquí, oponiéndose a la tiranía de Sadam Hussein, al cual se le acusaba de poseer armas de destrucción masiva y dar apoyo al terrorismo internacional. Hasta el momento no se ha encontrado ningún arma de destrucción masiva y mucho menos se le ha llevado paz, libertad ni democracia al pueblo iraquí.

Estados unidos en su carácter de gendarme mundial no escatima en apuntar hacia sus nuevos enemigos, con la justificación de señalar a dictadores tiranos o terroristas internacionales. Si Estados Unidos es tan bueno, y desea la paz, democracia y libertad para todos los pueblos oprimidos, ¿por qué no ha hecho nada en lugares como el Tíbet?, en donde el gobierno Chino ha reprimido al pueblo tibetano desde 1950. O en Sierra Leona, que según el ranking de las naciones unidas, se encuentra como la nación con el menor nivel de vida del mundo; un pueblo que está enfrascado en la pobreza, gracias a la intensa guerra civil que sufrieron durante muchos años.

La verdad detrás de la incursión militar americana, como la de muchas otras, es que “la guerra resulta ser un gran negocio”. Claro está, si eres un soldado al que mandan a la guerra o un civil (en este caso iraquí), la guerra no resulta ser negocio para ti. Pero si eres el dueño de una de las grandes empresas contratistas americanas que le proporcionan toda la maquinaria armamentista al gobierno estadounidense, la guerra es un excelente negocio para ti.

El costo estimado hasta el momento de la guerra en Iraq es de 2 trillones de dólares. Pero además del negocio derivado de la venta de armas, municiones, bombas, aeronaves y vehículos militares; esta guerra ha traído consigo la popularización de una nueva forma de hacer negocios. El llamado “outsourcing” o privatización de la guerra es uno de los negocios más lucrativos hasta el momento en la guerra de Iraq.

Las guerras de hoy, ya no se pelean entre los ejércitos de simples naciones. Ahora entra en escena una tercer fuerza armada. Un ejercito sin territorio, ni ideales, y que sus servicios están a la orden del mejor postor. Una fuerza militar formada por ex militares entrenados en el arte de la muerte. Sí, un “ejército mercenario” o como últimamente se le ha denominado: “ejército de contratistas privados”.

La contratación de un mercenario le cuesta al gobierno americano, en promedio, entre 6 y 10 veces más que un soldado ordinario. Pero a la larga se obtienen muchos beneficios tanto políticos como monetarios. Si un mercenario muere en el cumplimiento de su “deber” (es decir, su chamba), el gobierno estadounidense se ahorra la indemnización, además del costo político y social de la muerte de un soldado americano. Las cifras, dan un conteo oficial de 4,000 bajas de soldados estadounidenses hasta el momento, pero no están contabilizadas todas aquellas muertes de “contratistas privados”. Además, estos contratistas pueden cubrir todas aquellas misiones “políticamente delicadas”: homicidios, interrogatorios “fuertes”; y en sí, todo el trabajo sucio que el gobierno de la administración Bush cree justificable en su guerra contra el terrorismo. Así pues, el número de mercenarios que actualmente están desplazados en territorio iraquí supera los 180,000; en comparación con los 163,100 efectivos militares del ejército estadounidense.

Una de las empresas más grandes de “contratistas privados” en el mundo, es Blackwater. Empresa fundada en 1997 por Erik Prince y Al Clark. Esta empresa posee en la actualidad el contrato más grande de operaciones militares en Iraq, otorgado sin licitación por el gobierno de George W. Bush. Dicho contrato asciende a más de 700 millones de dólares, con el propósito de brindar seguridad a diplomáticos americanos en aquel país de medio oriente.

En Septiembre de 2007, empleados de Blackwater abrieron fuego contra civiles iraquíes en Bagdad, matando a más de una docena de personas desarmadas. Sin embargo, los agentes mercenarios tienen inmunidad contra muchos delitos, e incluso están más protegidos que los propios militares del Pentágono, ya que no pueden ser juzgados por delitos en Iraq por ser ciudadanos americanos, ni pueden ser juzgados por una corte marcial.

Pero lo más alarmante es que a pesar de las sus malas prácticas, esta empresa sigue operando con impunidad e incluso, podría convertirse en la empresa que asuma la supervisión a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.

De esta forma, compañías como BlackWater han hecho de la guerra uno de los negocios más rentables. Todo esto, gracias a la maravilla del "sistema capitalista norteamericano”, que ha descubierto que matar al “enemigo” es una actividad laboral como cualquier otra, y también puede ser subcontratada. En palabras del fundador de Blackwater: "nuestro objetivo como empresa es hacer por el aparato de seguridad nacional lo que Fed-Ex hizo por el servicio postal".

CAFU